Ruta aeropostal 2007
Introducción
En los últimos cien años, un determinado número de acontecimientos han marcado y cambiado la trayectoria de nuestras vidas, de nuestra forma de viajar y de conocer el mundo.
El poder volar rompió cualquier molde de la época y hacia tributo al tan ansiado deseo que ya desde la leyenda de Icaro pasando por Leonardo da Vinci llevaba tiempo sin lograrse. Gracias a la inquietud y perseverancia de aquellas personas, a principios del Siglo XX, el soñado proyecto alcanzó su realidad. Desde entonces, la frenética lucha en demostrar el agigantado paso del desarrollo e incluso el prestigio nacional impulsaron a gobiernos y emprendedores a ser los primeros en tomar iniciativas arriesgadas e insólitas. El mundo estaba inmerso en un cambio constante de nuevos logros y descubrimientos, y de entre ellos, la industria aeronáutica se convirtió en la más destacada aventura.
Al frente de esta convulsión estaba EEUU desarrollando los primeros diseños de aviones y liderando la conquista aérea. Algunos países Europeos no fueron menos; Gran Bretaña, Francia, Alemania y España empezaron a destacar y a mostrar cierto interés por aquellos “Cacharros Voladores” produciendo unos primeros diseños y desarrollando una industria aeronáutica que perduraría desde entonces.
Tras la Primera Guerra Mundial, donde el afán de aventura se transformó en espíritu bélico y los aviones abandonaron los retos deportivos para consagrarse a la guerra, se evidenció la necesidad de acercar las lejanas colonias y unir entre si las ciudades más importantes. Así pues, a principios de los años 30 y liderado por iniciativas privadas nace la época de la aviación comercial y con ella sus primeras rutas.
Por todo ello, evocar y conmemorar la esencia de aquellos tiempos nos ha impulsado a reconstruir la primera ruta de comunicación entre continentes la “Línea Latécoère” o también conocida “Ruta Aeropostal” que unía el correo entre Europa, África en un tiempo sin precedentes.
Recordar el esplendor aeronáutico y hacer conocer la historia de la aviación impulsando nuevos proyectos culturales es el mejor tributo para celebrar nuestro legado. La reconstrucción de un vuelo de estas características visto desde la perspectiva actual ya en el Siglo XXI, puede aportar un valor importante entre un antes y un después. Volar como en los años 30, emular los vuelos sobre las ciudades que han tenido un peso en la historia de la aviación o simplemente recordar tan importantes acontecimientos, es sin duda, llevar el pasado al presente.